lunes, 3 de septiembre de 2012

GÉNESIS O APOCALIPSIS




Son tiempos de zozobra, de gélidos silencios o de voceras iracundos que gritan mucho pero dicen poco, son tiempos sombríos a pesar de la solana, de noches negras a pesar de la luna azul que tiembla en el firmamento. Jamás una sociedad estuvo más desorientada a pesar de los navegadores, jamás la humanidad estuvo más incomunicada a pesar de internet y los teléfonos inteligentes. Somos millones de náufragos braceando desesperadamente hacia un islote en el que ya no cabe ni la esperanza, moribundos intentando escapar a golpes de uñas de un ataúd que nos han colocado boca abajo.
Medio siglo de luchas, de sangre y esperanzas no han servido para matar al monstruo que engendró el capitalismo, medio siglo de flores y canciones han acabado enterrados por las dunas del desierto cultural e ideológico que ha convertido vergeles en eriales, praderas en estepas y amigos en rivales. Ya nadie camina abrazados por la calle, los profesores no pueden acariciar ni besar a sus alumnos, pero la pornografía y la violencia ocupan la primera plana de nuestros telediarios amañados.
Me niego a participar en esta comedia bufa que preludia la tragedia, me niego a esconder mis sentimientos, a callar mis ideas, a refrenar mis convicciones por miedo a unos dogmas que nos auguran infiernos cuando ya estamos en el infierno, me niego a callar aunque ya no me quede voz, a tumbarme mientras pueda arrastrarme, a lamer mientras me queden dientes para desgarrar la mentira.
Reivindico la libertad, el conocimiento y la honestidad como los cimientos de nuestras vidas, exijo justicia, coherencia y gallardía a todos aquellos que se proclaman depositarios de nuestra esperanzas y cobran por ello mientras nos venden al mejor postor, desplego la bandera del amor, la solidaridad y la compasión como único estandarte por el que vale la pena luchar y morir sin saberse engañado y manipulado.
Desde la meseta de mi vida, contemplo legiones de jóvenes que luchan por encontrar su camino mientras los neones mediáticos los desvían hacia las cumbres borrascosas de la competitividad y el desarraigo, veo el paisaje deteriorarse, los bosques arder y las selvas convertirse en pastizales de las multinacionales mientras las costas se cubren del blanco sudario de las urbanizaciones fantasmas.
Nunca el poder había sido tan absoluto e indiscriminado, nunca la locura de unos pocos había puesto en peligro la existencia misma de la humanidad y de la propia tierra como madre nuestra.
Tenemos la razón, la verdad y la fuerza de nuestra mano, quizás solo nos falta la espoleta de la desesperación para que hagamos saltar por los aires tanta miseria y forjemos un mundo nuevo aunque sea partiendo de cero, de nosotros depende, o Génesis o apocalipsis.
JUANMAROMO

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