viernes, 3 de octubre de 2008

AQUELLOS CHALADOS, EN SUS LOCOS CACHARROS

Cuando yo empecé a navegar por los mares informáticos no existía internet, trabajábamos con módems que se acoplaban al auricular telefónico y la velocidad de transmisión era de 75 b/s. No existían ni webs ni blogs, “aquellos chalados con sus locos cacharros”, formábamos BBS, es decir montábamos servidores con nuestros ordenadores caseros para intercambiar programas, organizar foros y compartir experiencias, eran los tiempos del Spectrum, Comodore 64 y otros aparatejos con los que creábamos nuestros propios programas y jugábamos a ser pioneros en un mundo nuevo. El primer PC de IBM acababa de aparecer y era un artefacto enorme, con una pantalla de fosforo verde de 11” que no aceptaba gráficos, 64 k de memoria y una disquetera de 175 k de capacidad, todavía sin disco duro.

Poco a poco fuimos avanzando, nació Infovia, y los módems, conectados directamente a la clavija telefónica funcionaban a la vertiginosa velocidad de 1200 bp/s. Servían para consultar paginas amarillas, intercambiar pequeños ficheros, y para los rudimentos de lo que después fue el correo electrónico. Bajarse ficheros de mas 500K era cuestión de fe, y los cortes en la comunicación eran continuos. Las facturas telefónicas causaron más de algún divorcio o zapatiesta familiar por lo elevado de su cuantiad cuando te enganchabas al modem, o te lo dejabas conectado toda la noche.

Por fín se hizo la luz, y telefónica empezó a ofrecer las primeras líneas Adsl a 250 KB/S , con tarifa plana y con una mínima estabilidad en la conexión, nació Netscape, el primer navegador universal, y con él los buscadores Yahoo y Olé, barridos más adelante por el Internet Explorer y Google respectivamente. Todo este preámbulo viene a cuento para presentar mi próximo post. ARENAS MOVEDIZAS


1 comentario:

Pilar dijo...

Yo también soy de esa época, pero mis primeras conxiones con redes externas fue el videotext, versión española del minitel francés, y en el trabajo. Las redes internas tenian unos terminales IBM de metal de pantalla negr.a y letras verdes, que pesaban como un muerto.
En casa teníamos un spectrum de los conectados a un reproductor de cassetes. Después mi hermana se compró un Amstrad que en aquel momento parecía una maravilla. Recuerdo también a mi padre programando con una regla-plantilla de diferentes polígonos, en forma de árbol con las opciones SI/NO. Y las targetas augereadas en el servidor, que ocupaba una sala enorme.