jueves, 28 de agosto de 2008

LA SIRENA DE LAS AGUAS VERDES

Hace unas semanas, me retiré a mi refugio de Cadaqués, una vieja casita de pescadores en el camino de Port Lligat, un catre, un hogar con abundante leña … y toda la bahía a mis pies, el lugar es inhabitable cuando sopla la Tramontana, pero en los meses veraniegos es un auténtico paraíso.
Uno de mis grandes placeres, consiste en bajar a la pequeña cala de madrugada, y desnuda entregarme a los brazos de Neptuno. En las negras noches sin luna, el mar y el cielo se confunden en una inmensa negritud donde apenas las estrellas sirven de referencia cuando el cielo está limpio. La quietas aguas te acarician el cuerpo como unas cálidas manos , mientras te dejas acunar dulcemente por las plácidas olas.
Una noche, mientras retozaba, sentí como si unas manos de algas me abrazaran por la cintura, y me arrastraran con ellas a las profundidades. Luché desesperadamente por desasirme, pero en unos segundos, me vi sumergida en el fondo, inexplicablemente no tenía miedo, una intensa paz se apoderó de mi alma, mientras perdía la noción del tiempo.
Desperté en el seno de una gruta marina, una luz difusa iluminaba las paredes con una claridad espectral, no podía creerlo, pero allí estaba yo, respirando bajo las aguas como si de una sirena se tratara.
De repente, un cálido y viscoso abrazo, me rodeó por completo. Cada poro de mi cuerpo era lamido por mil amorosas lenguas, mis pechos se irguieron y los pezones, florecieron como capullos de rosas. Sentí esa sensación arrebatadora, enredarse por entre mis nalgas y ascender por los muslos buscando mi cueva más secreta. Desde la planta de los pies hasta los cabellos millones de ventosas microscópicas me besaban, el placer se hacía insoportable por momentos. Cuando creí no resistirlo más, me sentí penetrada por ambas puertas a la vez, mis fuentes de goce hervían como geisers. Al punto de perder el sentido, descendía la marea y así una y otra vez hasta que el cráter de mi sexo estalló como un volcán arrasándolo todo.
Amanecí en mi cama empapada, las sabanas con perfume de algas, se arrastraban por los suelos mientras todo mi cuerpo temblaba de placer con tan solo el recuerdo.
Hace unos días me encontraba indispuesta, unos mareos y un sabor extraño en la boca, me hicieron acudir al médico, tengo los resultados en la mano, no hay ninguna duda, estoy embarazada, pero… ¿de qué, o de quien?.

SHEMIRRAMIS

4 comentarios:

Anónimo dijo...

ayer fue mi cumpleaños y encontrar tu página ha sido como un regalo, me encanta de verdad.



saludos.

MIZPAH dijo...

Genial...

Anónimo dijo...

El relato es genial, ojalá pudiesemos encargar sueños así, aunque el final es algo inquietante....Qué pasa que para tener ese placer supremo hay que pagar peaje? pues vaya pena.

Anónimo dijo...

hermoso....te tranporta!