miércoles, 12 de marzo de 2008

OJALA

OJALA

Mis palabras lo persiguieran

hasta su partida al otro mundo,

lo acosaran como bestias hambrientas

en una pesadilla,

lo obligaran a soñar

como ellas le tuercen el cuello

y no le dejan respiro.

Ojalá lo llevaran a pensar

que son sus propios fantasmas,

que le hablan de sus pecados

de las cosas que no se atreve a confesarse

ni siquiera en voz baja.

Querría decir que no es a mi sola

a quien las palabras de otros

abofetean sin compasión

cada vez que me pillan desprevenida

espiando las entrañas de un libro.

©Marta Sepúlveda

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